Artículo sobre la cofradía de la Vera Cruz y misericordia de la parroquia de San Jan Bautista de San Juan de la Rambla en Tenerife, publicado en en el programa de Semana Santa 2008.
COFRADIA DE LA VERA CRUZ Y MISERICORDIA
Aparece con este título en las primeras constituciones que se conservan de la misma. Es una de las llamadas cofradías mayores y su antigüedad se remonta al siglo XVI. Estaba gobernada por un mayordomo.
Era una cofradía de carácter penitencial, en la que podía ingresar cualquiera, ya que no se exigía condición especial para ser admitido, salvo para las personas pudientes, que habían de aportar una túnica de lienzo negro.
La Cofradía organizaba dos procesiones de la Semana Santa; una de ellas era la del Jueves Santo, en la que iban los disciplinantes, llamada también del Mandato, por ser obligatoria según sus Constituciones; salía el Crucificado, la Virgen y San Juan Evangelista. En está procesión los cofrades tenían la obligación de cargar las andas del Santo Cristo y las de Nuestra Señora, "y los que no puedan llevarlas repartan con personas devotas que les parezcan, y no se lo impida otra persona alguna ni justicia" (Constituciones de 1636).
La otra era el Viernes Santo, llamada del Entierro del Señor, en la que salía este paso acompañado de San Juan y la Virgen; ambas con acompañamiento de capellanes y los hermanos de la Cofradía. Al regreso de la procesión al templo se celebraba la ceremonia de la sepultura de Cristo, en un sepulcro de madera que se habilitaba en la iglesia; ceremonia de la que hay datos desde mediados del siglo XVII y que siempre ha estado rodeada de cierta espectacularidad. En la segunda mitad de dicho siglo se construía para esa ceremonia un gran túmulo, al que se accedía por unas gradas, y en su coste intervenían las cofradías de las Animas y de la Misericordia y la propia Iglesia.
En este día de Viernes Santo se adornaba la Iglesia con ramos de hinojo y era tradición que viniera un orador sagrado de los conventos de Icod o del Realejo, a predicar el Sermón de la Soledad. En las cuentas de la Cofradía de cada año, a lo largo de los siglos XVII y XVIII, figura el precio del predicador y el de la caballería que lo iba a buscar, unos 33 reales en total. A partir de 1731, el Viernes Santo había dos sermones, el del Entierro de Cristo y el del Retiro, o la Soledad, con su correspondiente procesión.
Como a mediados del siglo XVII la Cofradía construye su propia capilla en la iglesia, los cofrades deciden también llevar a cabo la renovación de sus imágenes. Así, en 1656 anotan en sus cuentas "1200 reales que costó la hechura de un Cristo que se mandó hacer", dejando el que tenían como Cristo yacente; en las de 1661 figuran gastados 483 reales y medio "que costó la hechura de Nuestra Señora de la Soledad y vestuario y andas para ella"; se invierten igualmente 851 reales "que costó un sepulcro para el entierro de Cristo de hechura, dorarlo y traerlo".
A partir de 1682 la Cofradía asume una nueva ceremonia, la de la misa solemne de la festividad del Viernes de Dolores, por cuya advocación también se la conocía.
Texto del Libro "Cinco siglos en la historia de san Juan de la Rambla", de José Antonio Oramas Luis.