DOMINGO DE PASION EN GARACHICO
Cuando un pueblo tiene en la tradición heredada uno de sus timbres de comportamiento necesariamente ha de sorprender cualquier cambio, cualquier innovación. Tales cambios se han venido observando en estos años más recientes y en las procesiones programadas para el Domingo de Pasión y Viernes de Dolores. Cambios en profundidad porque algu¬nos años no hubo procesión en tales fechas y cuando las hubo se cambió muchas veces de imagen a la hora de organizar el correspondiente cortejo procesional.
Fue el del Cristo Predicador el trono designado para salir a la calle el Domingo de Pasión durante algunos años. El Cristo de la Misericordia sustituyó al anterior más de una vez, quedando el Señor Predicador sólo para la procesión del Viernes Santo por la noche.
Pero habrá que decir también que, cuando no salen procesiones el Domingo de Pasión, sale con la Dolorosa el Viernes de Dolores el Cristo de la Misericordia o el de la Salud, como ha venido siendo cos¬tumbre durante varios años y en las décadas más recientes. Dé la imagen del Cristo de la Misericordia habremos de ocuparnos en más de una ocasión porque no en vano es la más querida de cuantas intervie¬nen en los cultos de Semana Santa. Restaurada recientemente por el orotavense Ezequiel de León, data del primer tercio del siglo XVI, aun¬que no conozcamos su origen. Así se han expresado los cronistas a la hora de hablar de su llegada a Santa Ana: «Desde luego se dedicó este Santo Cristo, que es de cartón, a la procesión del Santo Entierro en el Viernes Santo».
El cronista se refiere a 1578.
Hoy, cuatro siglos después, sigue la imagen haciendo su anual pa¬seo como yacente, a pesar de que en la capilla de la parroquia perma¬nece todo el año crucificado. Y justamente en el día que nos ocupa, Viernes de Dolores (o en el Domingo de Pasión, según los casos) los fieles garachiquenses tienen la oportunidad de ver en la calle a su imagen preferida, con los brazos extendidos y en su «cruz de plata», costeada por la Hermandad del Santísimo, cuando no es el Cristo de la Salud el que sale procesionalmente en uno de estos dos días citados.
Por lo que respecta al Cristo Predicador, que parecía ya inamo¬vible en la procesión del domingo que antecede al de Ramos, digamos que se trata de una interesante obra de la que se han ocupado diversos autores, en unos casos para datar autor o escuela, y otras veces para alabar su expresividad y estilo. Por fortuna, la obra se conserva, ade¬más en el mejor estado, tal vez por el esmero con que la vienen cuidando las monjas concepcionistas.
No hay duda de que este Cristo procede del convento dominico. Para hacer tal afirmación nos basta con la lectura del inventario rea¬lizado en agosto de 1725 en el citado convento. Después de especificar el contenido de cada una de las capillas con el nombre de su patrón correspondiente, podemos observar que en la denominada «de los Her¬manos» figuraban:
Nos inclinamos a creer -y con nosotros todos los investigadores-¬ que este Cristo es el mismo que actualmente sale en la procesión del Viernes Santo. Ha sido el profesor universitario Domingo Martínez de la Peña quien lo ha estudiado bajo el punto de vista artístico y citando el nombre de su autor: Francisco Alonso de la Raya. Habla el historiador de la emulación y rivalidad que hubo en el pasado en.tre los pueblos de Icod y Garachico, incluso en lo religioso, lo que llevó a unos y otros a mantener en sus conventos e iglesias las mismas es¬culturas, las mismas advocaciones. Esto ocurrió también con el Cristo Predicador. Las imágenes correspondientes llegaron a los dos municipios con escaso intervalo de tiempo.
Por lo que se refiere a la de Garachico escribe el citado profesor Martínez de la Peña:
«En el convento de los dominicos había instituido esta festividad el capitán Bartolomé Gato, Piloto de la Ca¬rrera de Indias y gran amigo de Francisco Alonso».
Aclara luego el autor que la procesión recorría las calles de Gara¬chico el Lunes Santo, sin especificar horario. Cabe suponer que sería por la tarde, antes de ponerse el sol. Finaliza el profesor sus comenta¬rios con estas palabras:
«El Señor Predicador de Garachico, custodiado hoy por las monjas concepcionistas, es obra de Francisco Alon¬so, puesto que guarda las características inconfundi¬bles del estilo reseñado. Además tenemos consultados diversos documentos que nos hablan de la amistad del escultor con este piloto, natural de las Azores y afin¬cado en Garachico» .
De los talleres de la Villa y Puerto, donde trabajaban los discípu¬los de Andújar, después de que éste embarcara para América, sa¬lieron varias esculturas de esta advocación. La de Icod, hoy desapa¬recida, fue también obra salida de la gubia de Francisco Alooso. Por lo que respecta al Cristo de La Orotava, tenemos conocimiento de que fue tallado por el escultor garachiquense BIas García Ravelo y así se ha creído siempre. Por lo menos tiene en el pecho una inscripción que lo afirma y no parece que se trate de una inscripción posterior y de carácter caprichoso. No falta, sin embargo, quien opine que el dato no es del todo fiable.
Este Señor Predicador de Garachico va sentado en una hermosa silla de madera, lleva sus manos en actitud de dirigirse al pueblo, pero a sus pies no hay una imagen de la Magdalena, pese a que tal detalle era muy frecuente en varios municipios y, probablemente, tam¬bién lo fue en Garachico, aunque ahora el Cristo desfila sin acom¬pañamiento.
Tenemos motivos para suponer la existencia de tal imagen de la Magdalena a los pies del Predicador. Un detalle más significativo lo vimos a la hora de reseñar la capilla correspondiente en el convento dominico, donde aparecen ambas, además de la de San Juan Evange¬lista. La iglesia de San Pedro de Daute mantiene también la costumbre, aunque la «mujer pecadora» aparece a los pies del Crucificado. Y hubo también una Magdalena en la iglesia del convento agustino, concreta¬mente en su capilla mayor, junto a San Julián y la Virgen de Gracia, según disposición del fundador, don Melchor López Prieto:
«Otra imagen vino a ocupar otro nicho del retablo, la de Santa María Magdalena, por la devoción de la es¬posa del referido patrono, doña Magdalena del Hoyo. La festividad de esta Santa fue dotada por este matri¬monio en 11 de febrero de 1658 por escritura ante Her¬nando Yanes Machado... Doña Magdalena del Hoyo otorgó testamento en 19 de Marzo de 1665... donde dis¬ponía que la imagen de la Magdalena, que tenía en su casa, fuera colocada en la capilla mayor del colegio, en el altar mayor» .
Por otra parte, sabemos que en las primeras décadas del siglo XVII trabajaban en talleres de Garachico varios escultores; uno de ellos, Juan Jordán, «tallista y ensamblador, declara en su codicilo que tiene tallada en su casa una Magdalena, busto, cabeza y manos».
Naturalmente que este dato poco o nada aclara, puesto que tal obra pudo quedarse en Garachico o viajar a cualquier iglesia de otra localidad tinerfeña.
CARLOS ACOSTA GARCÍA
Cuando un pueblo tiene en la tradición heredada uno de sus timbres de comportamiento necesariamente ha de sorprender cualquier cambio, cualquier innovación. Tales cambios se han venido observando en estos años más recientes y en las procesiones programadas para el Domingo de Pasión y Viernes de Dolores. Cambios en profundidad porque algu¬nos años no hubo procesión en tales fechas y cuando las hubo se cambió muchas veces de imagen a la hora de organizar el correspondiente cortejo procesional.
Fue el del Cristo Predicador el trono designado para salir a la calle el Domingo de Pasión durante algunos años. El Cristo de la Misericordia sustituyó al anterior más de una vez, quedando el Señor Predicador sólo para la procesión del Viernes Santo por la noche.
Pero habrá que decir también que, cuando no salen procesiones el Domingo de Pasión, sale con la Dolorosa el Viernes de Dolores el Cristo de la Misericordia o el de la Salud, como ha venido siendo cos¬tumbre durante varios años y en las décadas más recientes. Dé la imagen del Cristo de la Misericordia habremos de ocuparnos en más de una ocasión porque no en vano es la más querida de cuantas intervie¬nen en los cultos de Semana Santa. Restaurada recientemente por el orotavense Ezequiel de León, data del primer tercio del siglo XVI, aun¬que no conozcamos su origen. Así se han expresado los cronistas a la hora de hablar de su llegada a Santa Ana: «Desde luego se dedicó este Santo Cristo, que es de cartón, a la procesión del Santo Entierro en el Viernes Santo».
El cronista se refiere a 1578.
Hoy, cuatro siglos después, sigue la imagen haciendo su anual pa¬seo como yacente, a pesar de que en la capilla de la parroquia perma¬nece todo el año crucificado. Y justamente en el día que nos ocupa, Viernes de Dolores (o en el Domingo de Pasión, según los casos) los fieles garachiquenses tienen la oportunidad de ver en la calle a su imagen preferida, con los brazos extendidos y en su «cruz de plata», costeada por la Hermandad del Santísimo, cuando no es el Cristo de la Salud el que sale procesionalmente en uno de estos dos días citados.
Por lo que respecta al Cristo Predicador, que parecía ya inamo¬vible en la procesión del domingo que antecede al de Ramos, digamos que se trata de una interesante obra de la que se han ocupado diversos autores, en unos casos para datar autor o escuela, y otras veces para alabar su expresividad y estilo. Por fortuna, la obra se conserva, ade¬más en el mejor estado, tal vez por el esmero con que la vienen cuidando las monjas concepcionistas.
No hay duda de que este Cristo procede del convento dominico. Para hacer tal afirmación nos basta con la lectura del inventario rea¬lizado en agosto de 1725 en el citado convento. Después de especificar el contenido de cada una de las capillas con el nombre de su patrón correspondiente, podemos observar que en la denominada «de los Her¬manos» figuraban:
Nos inclinamos a creer -y con nosotros todos los investigadores-¬ que este Cristo es el mismo que actualmente sale en la procesión del Viernes Santo. Ha sido el profesor universitario Domingo Martínez de la Peña quien lo ha estudiado bajo el punto de vista artístico y citando el nombre de su autor: Francisco Alonso de la Raya. Habla el historiador de la emulación y rivalidad que hubo en el pasado en.tre los pueblos de Icod y Garachico, incluso en lo religioso, lo que llevó a unos y otros a mantener en sus conventos e iglesias las mismas es¬culturas, las mismas advocaciones. Esto ocurrió también con el Cristo Predicador. Las imágenes correspondientes llegaron a los dos municipios con escaso intervalo de tiempo.
Por lo que se refiere a la de Garachico escribe el citado profesor Martínez de la Peña:
«En el convento de los dominicos había instituido esta festividad el capitán Bartolomé Gato, Piloto de la Ca¬rrera de Indias y gran amigo de Francisco Alonso».
Aclara luego el autor que la procesión recorría las calles de Gara¬chico el Lunes Santo, sin especificar horario. Cabe suponer que sería por la tarde, antes de ponerse el sol. Finaliza el profesor sus comenta¬rios con estas palabras:
«El Señor Predicador de Garachico, custodiado hoy por las monjas concepcionistas, es obra de Francisco Alon¬so, puesto que guarda las características inconfundi¬bles del estilo reseñado. Además tenemos consultados diversos documentos que nos hablan de la amistad del escultor con este piloto, natural de las Azores y afin¬cado en Garachico» .
De los talleres de la Villa y Puerto, donde trabajaban los discípu¬los de Andújar, después de que éste embarcara para América, sa¬lieron varias esculturas de esta advocación. La de Icod, hoy desapa¬recida, fue también obra salida de la gubia de Francisco Alooso. Por lo que respecta al Cristo de La Orotava, tenemos conocimiento de que fue tallado por el escultor garachiquense BIas García Ravelo y así se ha creído siempre. Por lo menos tiene en el pecho una inscripción que lo afirma y no parece que se trate de una inscripción posterior y de carácter caprichoso. No falta, sin embargo, quien opine que el dato no es del todo fiable.
Este Señor Predicador de Garachico va sentado en una hermosa silla de madera, lleva sus manos en actitud de dirigirse al pueblo, pero a sus pies no hay una imagen de la Magdalena, pese a que tal detalle era muy frecuente en varios municipios y, probablemente, tam¬bién lo fue en Garachico, aunque ahora el Cristo desfila sin acom¬pañamiento.
Tenemos motivos para suponer la existencia de tal imagen de la Magdalena a los pies del Predicador. Un detalle más significativo lo vimos a la hora de reseñar la capilla correspondiente en el convento dominico, donde aparecen ambas, además de la de San Juan Evange¬lista. La iglesia de San Pedro de Daute mantiene también la costumbre, aunque la «mujer pecadora» aparece a los pies del Crucificado. Y hubo también una Magdalena en la iglesia del convento agustino, concreta¬mente en su capilla mayor, junto a San Julián y la Virgen de Gracia, según disposición del fundador, don Melchor López Prieto:
«Otra imagen vino a ocupar otro nicho del retablo, la de Santa María Magdalena, por la devoción de la es¬posa del referido patrono, doña Magdalena del Hoyo. La festividad de esta Santa fue dotada por este matri¬monio en 11 de febrero de 1658 por escritura ante Her¬nando Yanes Machado... Doña Magdalena del Hoyo otorgó testamento en 19 de Marzo de 1665... donde dis¬ponía que la imagen de la Magdalena, que tenía en su casa, fuera colocada en la capilla mayor del colegio, en el altar mayor» .
Por otra parte, sabemos que en las primeras décadas del siglo XVII trabajaban en talleres de Garachico varios escultores; uno de ellos, Juan Jordán, «tallista y ensamblador, declara en su codicilo que tiene tallada en su casa una Magdalena, busto, cabeza y manos».
Naturalmente que este dato poco o nada aclara, puesto que tal obra pudo quedarse en Garachico o viajar a cualquier iglesia de otra localidad tinerfeña.
CARLOS ACOSTA GARCÍA