La Iglesia de Santa Ana se corresponde a la segunda década del siglo XVIII. La fachada, de gran elegancia, combina elementos platerescos y renacentistas. En la Capilla Mayor se exponen: un magnífico crucificado de Martín de Andújar que representan a San Joaquín y a Santa Ana. En la parte superior del retablo del Cristo de la Misericordia aparecen tres pinturas del siglo XVII atribuidas a Murillo. Destacan además el retablo de la Capilla del Santísimo con una imagen de San Francisco, de principios del XVII; la Pila Bautismal perteneciente al barroco, del siglo XVII, y una custodia procesional del siglo XVI procedente del convento de Santa Clara.